viernes, 6 de abril de 2012

Cap. 35: Conclusión China.


Estuvimos masomenos quince días en China y me sorprendió como un país que cuenta con todas las comodidades que nosotros tenemos puede ser, al mismo tiempo, tan diferente.
China no se necesita más que a ella misma, el volumen de gente es tal que solamente con el turismo interno logran que la demanda supere por lejos la amplia variedad de ofertas;  no importa donde uno llegue, si es un lugar que aparece en los folletos van a haber por lo menos catorce millones de chinos apelotonados sacándose fotos.
Es imposible salir del tour, nadie habla inglés y uno se pregunta  ¨¿Cómo en un país semejante nadie es capaz de hablar en inglés aunque sea un poco?¨. Es muy fácil, nadie habla otros idiomas porque no les hace falta, en China solamente basta con ser chino.
Es potencia y se nota en cada esquina de cualquiera da las ciudades, todo está coordinado y planificado de forma rigurosa para que sea lo más práctico posible. No necesitan de ninguna otra nación para poder funcionar como funcionan, es una estructura independiente sin pilares flojos;  la materia prima se obtiene, procesa, distribuye y vende  en el mismo país de donde se la obtuvo.
No hay forma de ganarle a la cadena de producción China, no hay forma de ganarle a la mano de obra que cubre todos los productos de todas las categorías; un comunismo que cumplía 90 años y en el que hay Mc Donalds, Haggen Das, BMW, Audi y todas las marcas de primer nivel que se les puedan ocurrir por todos lados.
De lejos todo parece normal, pero más de cerca las cosas son muy diferentes. Los bebes, no importa los meses que tengan de vida, no llevan pañales; no se si es que están entrenados, nacen sabiendo decir pipi y popo antes que papa y mama o están en un escalón evolutivo más alto que los de occidente pero les juro que en China no existen los pañales.
La comida puede llegar a ser insólita, un caramelo chino puede ser más traicionero que el equipaje de Antonini Wilson: packs que prometen sabores indescriptibles y que cuando uno los abre ¨Oh que sorpresa¨, una pasa de uva mutante. 
Claramente es una cuestión cultural, sacando los 150 mil millones de kilómetros que los separan de nosotros, ellos están acostumbrados aprovechar algunas cosas de otra manera, todo lo que nosotros le sacamos a un pollo antes de cocinarlo acá se come; todo lo que nosotros consideramos una ¨mascota¨ acá se come.
China es enorme y las principales ciudades son muy accesibles pero fuera de eso las cosas son muy complicadas, la única forma de llegar a la parte rural es con un contacto o un local que cumpla la función de guía y traductor, de otra manera es imposible poder transmitir lo que uno quiere y la situación es realmente frustrante. Más de una vez me sentía como si estuviera hablando con habitantes de Plutonio; ni siquiera los gestos hacían efecto: le señalaba un chocolate, luego le mostraba un billete local y le hacía con la mano el clásico ¨montoncito¨ que cumple la función de signo pregunta, pasaban un par de segundos  y no había caso, el plutonita se quedaba mirándome y sonreía.
Nunca me imaginé que iba a ir a China, es como que estaba más lejos de lo que  mi imaginación podía figurar, inclusive más lejos que ¨la loma del culo¨ (la cual me imagino como dos colinas muy similares a glúteos cubiertas de verdes pastos con ovejas arriba), sin embargo toco China y realmente me sorprendió. Tal vez porque no tenía idea con que me iba a encontrar y entonces fui sin expectativas, tal vez porque es el único país del mundo en que la ¨comida china¨ es solamente comida.

Bailes en Beijing.



martes, 3 de abril de 2012

Cap. 34: Que noche Teté.


Tuvimos un viaje sin sobresaltos y tras un par de horas llegamos a la cuidad de Guilin, conseguimos un hostel muy cerca de donde nos dejó el colectivo, dejamos nuestras cosas y salimos a recorrer los restaurantes cerca de donde estábamos. La oferta la verdad que no era muy variada, habían sapos, unas especies de ratas gigantes, caracoles de jardín, carne de procedencia dudosa, cangrejitos, pescados mutantes y tortugas; por suerte todo fresco, tan fresco que directamente los animales están vivos correteando en jaulas a la espera de que les llegue su hora.
Preferimos comer fideos con salsa de maní y fuimos por más; no sé a quién le llego el dato que si nos tomábamos el colectivo número 16 llegábamos en pocos minutos al centro de la cuidad asique esperamos en la parada correspondiente y nos subimos al primer transporte que llevaba aquel número en el frente.
Obviamente nadie sabía dónde goma bajarse y entonces terminamos dándole la vuelta a medio país hasta que llegó un momento que el conductor nos dijo con señas ¨se tienen que bajar, terminó el recorrido¨. Otra vez perdidos en el medio de ningún lado pedimos indicaciones a diez mil personas sin resultados hasta que finalmente alguien que hablaba un poco de inglés nos recomendó tomar el colectivo número 10 que supuestamente nos volvía a dejar en nuestra zona; nos subimos y efectivamente, tras varios minutos, regresamos al lugar de donde veníamos.
Al día siguiente volvimos a intentar, nos tomamos el 16 nuevamente y llegamos al centro de la cuidad que es muy entretenido, hay bares, los mejores locales de chucherías, llaveros, muñequitos, pen drives, dados, etc. del planeta y un restaurante donde comimos un sushi hecho con manzana, zanahoria, pepino, repollo y mayonesa que era una cosa de locos.
Lo que más nos llamó la atención del recorrido que hicimos ese día fue que encontramos un boliche que prometía bastante; comimos algo rápido y nos volvimos al hotel para tunearnos un poco y salir de joda. Claramente mis posibilidades de un buen tuning eran las mismas que podría tener un Renault 12 en Caleta Olivia asique me puse la remera menos desteñida y con menos agujeros que encontré en mi mochicarro y me dispuse a ver que tenía la noche china para ofrecernos.
No sé si el look ¨víctima de trabajo forzado¨ cotiza en esta parte del mundo porque no les puedo explicar el furor que causamos en ese boliche desde el momento en que pusimos el primer pie en la pista hasta que lo volvimos a sacar a la vereda. Para nuestra sorpresa entramos gratis como si fuéramos los dueños del lugar y en menos de cinco minutos apareció un personaje mega peinado en zapatillas supersónicas, chupines fluo y remera súper escote en ¨ V¨ que nos agasajaba como si fuéramos el elenco de ¨The OC¨.
Tal era la cosa que teníamos una persona que se encargaba de que nuestros vasos nuca estuvieran vacíos, nos regalaron chupetines que brillaban en la oscuridad (no lo podía creer), habían dados para que jugáramos, el Dj nos hizo un lugar en la cabina y nos dio su computadora para que buscáramos las canciones que queríamos escuchar; y eso no es todo, a Nico y a mí nos consiguieron dos strippers disfrazadas, una de policía y otra de enfermera, para que nos bailaran encima.
Por supuesto habían más chances de que mi pito entrara en huelga de que me calentara con las strippers cochinas esas, pero la noche de fama nocturna que tuvimos realmente fue un espectáculo. Lo más increíble es que todo eso fue GRATAROLA, nunca me hubiera imaginado el ¨as¨ que China tenía guardado bajo su manga  y encima cuando nos fuimos nos dijeron ¨gracias¨ y todo.
De ahí nos fuimos a dormir y al día siguiente nos subimos a un bote hecho, supuestamente de bamboo, con caños de plástico blanco que nos llevó a dar una vuelta por el río en donde los locales pescan usando pájaros. Suena raro pero la cuestión funciona de la siguiente manera: los tipos tienen varios pájaros cagados de hambre atados con una piola de la pata y un collar en el cuello; dejan que los plumíferos se tiren al agua y atrapen lo que se les cruce en su camino, pero como tienen el collar ajustado, en vez de poder tragarse su presa quedan atorados con el pescado entre las amígdalas; es ahí cuando el dueño los saca del agua tirando de la piola, les aprieta el pescuezo y el pájaro regurgita el botín adentro de un canasto.
(Aclaremos que esta técnica solo es funcional de noche y que no se ven a los pescadores con sus pájaros en acción pero el paisaje del río verdaderamente vale la pena).
De ahí nos pasearon por varios lugares más, fuimos a una especie de parque y a un templo que ni idea de que era porque me la pasé toda la tarde mirando fotos de la mina que me gustaba con el Black Berry de Pachu en Facebook. Finalmente llegamos devuelta al hotel y nos fuimos a dormir porque estábamos hechos una piltrafa después de semejante maratón turística.
Ya habíamos sacado pasajes para salir rumbo a Vietnam asique a la mañana siguiente fui al techo del hostel a buscar mis remeras recién limpias, que supuestamente estaban secándose en el tender, para meterlas en mi mochicarro; busque, busque y busque por todos todos lados y no encontré mis remeras por ningún lado. ¨No puedo creer, me afanaron todas las remeras…¨ me dije indignado e inmediatamente empecé  a seleccionar varias prendas ajenas con las que pretendía reemplazar mi pérdida.
Agarre una remera de por acá, una de por allá, una que me parecía canchera, una medio chota para no sentirme tan chorro y justo cuando estaba por ponerle la frutilla al postre con un calzón casi nuevecito apareció Nico diciendo ¨¿vos te estas afanando remeras?¨ con tono acusador. ¨Emmm…no en realidad como me robaron las mías…¨, no había terminado la frase cuando el cretino me interrumpe diciendo ¨ahí están tus remeras¨ señalando mi ropa impecable con su dedo justiciero.  Ok, devolví todas las cosas que me estaba afanando, junte mi ropa apelmazada y me volví al cuarto.
Moraleja: soy tan choto buscando cosas que no hay chances de que algún día trabaje en Google.
Terminé de armar mi mochicarro, me comí un sandwichin de rata y una salchicha en pomo en el puesto de la esquina y partimos al lugar donde nos teníamos que tomar el colectivo hasta la frontera con Vietnam. Supuestamente el tipo nos había vendido nueve pasajes en un colectivo - cama que llegaba hasta una ciudad donde nos dejaba en la misma estación en la que nos teníamos que tomar otro bus hasta el final del camino.
Resulta que el vendedor era un hijo de un portaviones lleno de putas que merece que le apaguen un cigarrillo en la pupila (mis disculpas por el exabrupto) porque cuando nos subimos al bondi lo había sobrevendido y entonces pretendía que viajáramos acostados en el piso; obviamente nos negamos rotundamente y le pedimos que nos devolviera parte de la plata a lo que él contestaba que el viaje en el piso ¨era solo por un ratito¨ porque había personas que se bajaban en breve y ahí podíamos ocupar sus asientos.
Claramente no le creímos un pedo y, a los gritos y muy cerca de irnos a las manos varias veces, le sacamos parte del pago con la condición de que si las personas se bajaban en breve le devolvíamos la plata al chofer. Así empecé el viaje, tirado en el pasillo diminuto en el piso de un colectivo roñoso; al rato se bajaron algunos y pase a un asiento - cama estilo caja fabricado para chinos, osea que la ¨caja¨ (porque son como cajas) era cuarenta centímetros más corta que mi cuerpo y en menos de diez minutos ya tenía la mitad inferior del cuerpo tan dormida que si me meaba encima no me daba cuenta.
Finalmente llegamos a la estación donde teníamos que pasarnos de bondi y ¿a que no saben qué?...coooorrecto, el otro colectivo salía de otra estación en la loma del cuerno a la derecha asique tuvimos que tomarnos un taxi a los pedos para no perder el viaje. Por suerte llegamos con un par de minutos, una china divina nos dio una mega mano con todo para que encontráramos la plataforma, número de bondi, el horario etc. y logramos subirnos justo antes de que se fuera el colectivo.
Yo no sé si el tipo pensaba que nos iba a conformar así de fácil pero con la tranquilidad que pretendía estafarnos me sorprendió muchísimo; literalmente nos estaba cagando en nuestras narices y no se le movía un pelo, no entiendo como alguien puede ser tan cara dura y fue tal la bronca que nos dio a todos que al final el desgraciado tuvo que aflojar porque el panorama se puso realmente tenso. El resultado fue empate, terminamos viajando con su empresa y nos la hizo con el cambio de estación, pero por el otro lado nosotros le pagamos menos y le dejamos claro que no nos iba a cagar tan fácil.




Nota: Más de 2000 visitas en menos de dos meses, muchas gracias a todos.

Rio de Guilin, China.



sábado, 31 de marzo de 2012

Cap. 33: Colgando en tus manos.

Nuestra idea era salir de Beijing hacia el sur rumbo a Xi an asique fuimos a la estación de tren a comprar los pasajes que necesitábamos. Debemos haber estado cuatro horas  y lo único que conseguimos fue una mina con un trapeador en la mano que lo único que sabía decir en inglés era ¨the cat is under the table¨. Era increíble, Beijing capital de una de las potencias del mundo y no había ni un solo chino que hablara en otro idioma que no fuera chino, ni uno solo en ningún lado.
Nos volvimos con las manos vacías al hostel, todavía en Beijing, y mientras algunos descansábamos otros se fueron a ver unos edificios que había en otra parte de la cuidad. No tengo ni idea como hicieron pero después de como tres horas los que se habían ido a ver los edificios aparecieron con los nueve pasajes de tren a Xi an para el día siguiente. Contaron que habían llegado a otra estación de trenes donde si había alguien competente y de casualidad tenían la plata encima para los boletos asique por fin teníamos nuestra salida al próximo destino.
Al día siguiente estuvimos otras cuatro horas para explicarle al taxista donde nos tenía que llevar y de pedo no perdimos el tren, nos subimos todos con nuestras cosas y ocupamos el espacio que nos correspondía; éramos las únicas nueve personas con ojos redondos dentro de un área de tres quilómetros a la redonda asique como de costumbre deduje que estábamos viajando en uno de los trenes locales.
El transporte estaba tan limpio que si se te caía una galletita al piso la levantabas más limpia de lo que había salido del paquete, agarré mi boleto para ver qué tipo de detalles me ofrecía y claramente no entendí un culo porque estaba lleno de dibujitos chinos por todos lados; lo único entendible eran dos números 16: 30 de un lado y 19: 45 del otro pero la verdad ni idea de que se trataba.
Empezamos a rodar de a poco y comenzó el viaje, note que todos los chinos a nuestro alrededor gozaban de bolsas grandes llenas de provisiones que hasta incluían fideos instantáneos a los que solo hacen falta agregarles agua caliente para que estén listos. ¨Bue que gente exagerada…ni que se fueran a quedar a vivir en el tren¨ me dije mientras los miraba despectivo.
Si solamente yo hubiera sabido que la desgracia de viaje en tren iba a ser de treinta (si, si, TREINTA) horas me hubiera llevado un elefante envuelto en salsa barbacoa; nunca me di cuenta que 16: 30 era la hora de salida y 22: 30 la de llegada y encima se atrasó tres. Yo veía que pasaba el tiempo y nunca llegábamos a ningún lado, claro cómo se me había roto el reloj me decía ilusamente ¨Qué largo se me está haciendo esto viejo¨ y no me daba cuenta del trasplante de glúteos que iba a tener que hacerme cuando llegara.
Encima de eso, todos los chinos cochinos de alrededor nuestro se la pasaron comiendo todo el día y como les daba paja ir al tacho tiraban  las sobras al piso sin que les importara nada, por ejemplo,  había otra cretina que como se había quedado sin pañales para el nene lo hacía mear en una lata de Coca que apoyaba en el piso y que obviamente después se cayó y entonces teníamos una combinación de fideos instantáneos, papeles, huesos de pollo, cascara de huevo, pedazos de salchicha y meo flotando por todo el tren.
Yo no les puedo explicar el ASCO que era el panorama cuando llegamos a destino, estaba tan impresionado que lo primero que se me ocurrió fue pararme y gritar bien fuerte ¨Ayuda Mr. Musculo¨ y por surte el Mr. no apareció porque yo creo que si el tipo llega a ver ese tren automáticamente se muere de un accidente cerebro vascular. No podía creer que la gente fuera tan tan sucia después de haber visto Beijing tan elegante, no tenía sentido como la cuidad pudo haber estado impecable siendo sus habitantes tan desconsiderados. Realmente es algo que todavía no entiendo cómo funciona.
Finalmente llegamos a Xi an, buscamos un hostel que estuviera bien ubicado y nos volvimos a acomodar, esta vez, los nueve en un cuarto de ocho camas. Me subí a la que me había tocado para descansar de semejante viaje y no había puesto la cabeza en la almohada cuando la china que nos había mostrado el cuarto me dijo algo y me indico que me saliera; yo la mire como diciendo ¨señora por favor, vengo de treinta horas de tren no me haga esto¨ mientras la mina me hacía la clásica seña de espera mostrándome la palma de la mano.
Directamente me puse a pensar de qué forma iba a matar a la desgraciada como para que fuera bien lento y le doliera mucho…y encima después de matarla le iba a cortar la cabeza y clavarla en la punta de un palo en la plaza para que las demás señoras de todos los hostels en China se dieran cuenta cual iba a ser su suerte si me despojaban de mi descanso. ¨La podría ahorcar…¨ me dije y justo cuando estaba a punto de saltarle al pescuezo ¨Chun li¨, que así la vamos a llamar, me dice ¨ok¨ con una sonrisa y se va del cuarto.
No me había dado cuenta pero ¨Chun li¨ era un ángel nacido en China, no puedo creer que en algún momento de mi vida se me haya cruzado por la cabeza matarla de esa manera, de hecho jamás podría hacerle daño a semejante criatura del Señor. La reina de ¨Chun¨ no estaba jugando con mi cansancio, todo lo contrario, me había hecho la cama para que no durmiera arriba del colchón como corresponde.
Hacían literalmente más de seis meses que no dormía en una cama con sábanas, aproximadamente 188 días sin que nadie me hiciera la cama (obviamente en mi puta vida me hice la cama solo); me di cuenta lo alejado que estaba de mis costumbres, cosas que en mi día a día hubieran sido lo más normal del mundo habían dejado de ser parte de mi vida y ahora los veía como lujos. ¨Qué lujo¨, fue lo primero que me salió, no podía creer que había una persona que no me conocía ni hablaba mi idioma se había tomado el trabajo de hacerme la cama; obviamente en China  ya estábamos mucho más cerca del mundo real de lo que habíamos estado en los anteriores países, y ahora que paso un poco el tiempo, que te hagan la cama en un hostel era de esperarse, pero en ese momento fue la señal más clara de que el viaje estaba empezando a cambiar.
El concepto de servicio: que alguien te ofrezca un plus para dejarte contento y asegurarse que vuelvas, evitando que vayas a buscar refugio con la competencia, afloraba en los pequeños detalles. Los chinos deben ser lo menos serviciales que hay en el planeta, con el turismo interno no les hace falta atraer gente de otras partes del mundo y por eso nadie habla ni puede ofrecerte información de ningún tipo en inglés, nos les hace falta y por eso no les interesa; pero sin embargo sentía que en china la gente me quería.
Por más que no los entendiera cada vez que iba al Mc Donalds, pedía algo para comer y pagaba, la señora detrás del mostrador me sonreía y decía algo que para mí significaba un ¨gracias¨; obviamente no soy idiota, a la mina le chupa un huevo que es de mi vida y no me quiere un carajo, es más, capaz hasta me decía ¨chau cara de pedo anda a comerte tu hamburguesa a otro lado¨ y yo ni me daba cuenta. 
Llámenlo como quieran, que haya un Mc en Xi an y que la mina cumpla a rajatabla el manual de servicio de la empresa es netamente un gol de la globalización pero en ese momento culturalmente me sentía mucho más cerca de lo mío.
El plato fuerte de Xi an eran los famosos ¨Guerreros de Terracota¨, un ejército en filas de como seis mil soldados esculpidos en terracota con sus armaduras que fueron descubiertos bajo tierra cerca de la cuidad. La verdad que son impresionantes y realmente vale la pena ir a verlos porque es algo que no se puede dejar de ver, la dimensión de la idea que tuvo aquel emperador y la forma en que la llevo a cabo es espectacular pero al igual que la muralla y la cuidad perdida estaba lleno de chinos por todos lados y eso a mí me tira muy abajo.
El otro atractivo, y mucho menos pasivo que los guerreros, era hacer un treking  como a dos horas de la cuidad en el Monte Huashan asique hicimos todas las preparaciones y nos conseguimos un colectivo que nos llevara al lugar. Huashan es una de las cinco montañas sagradas de China, parece como una piedra gigante con diez millones de escalones tallados  que te llevan desde abajo hasta cada uno de los diferentes picos donde la gente deja candados por todos lados (también esta lleno de chinos).
Decidimos subir gran parte de la montaña en teleférico para no perder tiempo y de ahí salimos a paso rápido para arriba, escalón por escalón fuimos esquivando devotos exhaustos hasta que llegamos a una especie de mirador en lo más alto; y no de casualidad era el único sitio de toda la bendita montaña en el que no había ni un solo chino.
¨¿Para donde seguimos?¨ pregunto Matanga, miré y la verdad que no supe que contestarle porque realmente no había más que un señor con pinta de inmigrante ilegal frente a nuestras narices; lo miro al tipo y le hago una seña como para que me diga por donde goma teníamos que seguir a lo que él me pide que me acerque; procedo y el hombre me pone un arnés equipado con dos sogas y dos mosquetones, me engancha ambos mosquetones a un cable y me dice ¨Hugh¨.
¨Ok maestro, como te imaginarás no hablo tu idioma de Neanddethal  asique por favor tirame aunque sea una seña más porque no sé qué hacer¨, el tipo me miraba e insistía ¨hugh…hugh¨ señalando el vacío. En un momento llegue a pensar que la idea era que me tirara por el precipicio pero finalmente entendí que el pibe nos señalaba un puentecito por el que teníamos que pasar.
Seguimos camino por el puentecito que estaba tan venido a menos que me dije ¨menos mal que estas atado¨, paso a paso fuimos avanzando y sin que nadie nos explique cómo se hacía cada vez que llegábamos a donde el cable estaba fijado a la piedra por un clavo grueso sacábamos un mosquetón, lo abrochábamos del otro lado del clavo y una vez que estaba fijo sacábamos el segundo y lo pasábamos de lado como el primero; de esa manera nunca estábamos sueltos del cable.
No era tan grave pero claramente no era el puente sin fin, primero se acabó la baranda, después de cuatro tablas de ancho paso a ser de dos, después se terminaron las tablas y tuvimos que bajar una especie de escaleras en las que había que meter los pies en unos agujeros hechos en la piedra para llegar a una parte en la que era una sola tabla clavada en la pared y nada más. Todo esto colgando de un cable oxidado sobre un precipicio de 500 metros.
Si uno busca ese treking en internet sale entre los cinco más peligrosos del mundo y la verdad que nuca en mi vida había caminado por un lugar tan extremo como ese; uno va de espaldas al precipicio, que es realmente alto porque literalmente no se ve donde termina, caminando de costado raspando la nariz contra la piedra por una tabla tan finita que te sobresale el talón para afuera y sin guía ni nadie que controle nada. Encima eso no es todo, varias veces mientras íbamos para un lado nos encontramos con gente que volvía asique había que colgarse del arnés, soltar un mosquetón, pasar el arnés del otro, volver a enganchar y soltar el segundo mosquetón mientras la otra persona terminaba de pasar: una locura.
Una vez más me dije ¨mira donde estas¨, junte coraje y me di vuelta como pude, me senté en la tabla con los pies colgando y con voz temblorosa me di un lujo… ¨que los cumplas fe - liz, que los cumplas fe - liz, que los cumplas SIL - VES - TRE,  que los cumplas fe - liz¨. Estaba tan cagado que fue el cumpleaños feliz más rápido que me cante en mi vida.
Me volví a parar, seguí mi camino por la tabla de la muerte hasta donde se terminaba que había una especie de mini templo, descanse un poco, me enganche de nuevo y volví sobre mis pasos hasta donde estaba el señor que me había mostrado el camino al principio.
Me senté en el piso como para bajar las pulsaciones mientras miraba la vista y si hubiera tenido súper poderes me hubiera teletransportado cinco minutos al sillón de mi casa…¨eh flaco, tenés que bajar ya de la montaña porque te perdés el bondi de vuelta a Xi an¨ me dijo una alarma cerebral en mi cabeza asique salí cagando para abajo y me repiquetee los diez millones de escalones de la punta de la montaña hasta la base (no había presupuesto para bajar en góndola).
Cuarenta minutos después llegue abajo detonado, no daba más, las piernas me temblaban como a un  jubilado a fin de mes; me tire en el piso un rato a descansar y mientras esperaba que llegara alguno de los chicos decidí hacerle una pasadita al kiosco para comprarme alguna chuchería...not.
Ir a un kiosco en China puede ser más deprimente que ir a dar clases de matemática a un criadero de chanchos, osea la oferta es siniestra: patas de gallina al vacío, no la parte de la pata del pollo sino el pie de la gallina con los dedos, las uñas y todo; salchicha en pomo; huevos duros negros también al vacío; tiras de carne seca; los caramelos no son caramelos, los abrís y son ciruelas secas, pasas de uva, duraznos rancios etc.; un horror, no existe el chocolate ni el azúcar que te arruina los dientes…, con lo que me gustan los kioscos a mi les juro que salí de ese lugar con un agujero en la psiquis.
Lo peor de todo es que la gente se come esas cosas felices de la vida, porque claro una vez ahí me dije ¨quiero ver quien se come esto¨ pensando que nadie iba a parecer, hasta que una familia llegó, compro una pata de gallina para cada uno y se fueron todos contentos masticando los huesitos y escupiendo las uñas del pollo mientras caminaban hasta el auto.
En dos minutos mi ida al kiosco se nublo y me termine comiendo un choclo, una batata hervida y como era mi cumpleaños la señora, tras comprobar el dato pidiéndome el pasaporte, me regalo un huevo duro con sal.
De ahí seguíamos viaje a otra de las ciudades que nos habían recomendado.







Hua shan trek. 

Hua shan trek. 



Guerreros de Terracota. 


jueves, 29 de marzo de 2012

Cap. 32: Chin chin.


Salir de India es raro; sobre todo en un asiento  cómodo, espacioso y que encima vuela. Prácticamente el avión era un lujo, había asientos con tapizados, almohaditas, mantas, TV, atención personalizada y la clásica bandejita con comida típica de avión: cubiertos de plástico, un cosito de manteca, pan seco, una hoja de lechuga con una aceituna negra encima, dos galletitas y algo dulce que nunca se sabe bien de que se trata. Tal vez no parezca nada fuera de lo normal pero después de haber viajado como venía viajando me sentía Bill Gates yendo a la oficina un lunes a la mañana.
El vuelo fue normal y al paso de un buen par de horas llegamos a China, creo que en mi puta vida me imagine en China y ahora estaba pisando Beijing sin casi haberlo planeado (encima me había afanado la almohadita del avión). Nos tomamos un taxi que nos dejó a un par de cuadras del que un rato después iba a ser nuestro hogar por los próximos días, organizamos todo en la recepción y pasamos a descubrir los cuartos que nos tocaban.
Al principio no entendía una goma, habían 4 camas y éramos cuatro personas. Volví a repasar en mi cabeza todo lo que me había enseñado ¨María Marta¨, mi profesora de primer grado, y conté de nuevo: primero el 1, después sigue el 2, 3, y el  4. Claramente habían cuatro camas en el cuarto y seguíamos siendo cuatro personas  (había un chino al que le tocaba compartir cuarto con nosotros).  ¨Bueno, en cualquier momento caen cuatro pibes más y listo¨ me dije desconcertado; no podía entender que hubiera una cama por cabeza y no tuviéramos que dormir de a tres en una como veníamos haciendo.
Me senté a esperar que pasara algo fuera de lo común porque todo era demasiado normal; visualicé todos los rincones del recinto buscando algún tipo residuo, pelusa, escombro o animalejo roñoso sin éxito alguno. ¿Manchas en las paredes, vidrios rotos o humedad en el techo?…tampoco. ¨¿Qué carajo le pasa a esta gente?¨ me pregunte ofuscado mientras buscaba cualquier tipo de defecto desesperadamente para no sentirme esquizofrénico.
Pasaron cinco minutos en los que reinó el silencio hasta que de repente se escuchó un tímido ¨me parece que es una cama para cada uno¨  desde arriba de una de las cuchetas. ¨Mantengamos la calma y que nadie haga ningún movimiento brusco…¨ contesté como si nos estuviera por atacar un oso violento, ¨…dejemos todas nuestras cosas y salgamos por la puerta uno por uno¨.
No me quiero imaginar qué habrá pensado el pobre chino, a quien vamos a llamar ¨Akira¨, frente a semejante comportamiento desequilibrado de nuestra parte; el tipo estaba leyendo tranquilo y en eso entraron tres pibes hablando en un idioma inédito (eso es raro), pero de ahí siguieron cinco minutos de silencio en los que uno buscaba minuciosamente manchas en las paredes, otro basura por los rincones y el tercero se olía una por una todas las almohadas del cuarto (ok, eso es muy raro) y por último terminan saliendo del lugar uno por uno en estado de shock (si existe alguna palabra para describir algo que sea más que ¨muy raro¨ va en este paréntesis).
El pobre tipo debe haber tenido que hipotecar la casa para poder pagarse las horas de terapia que le debe haber costado recuperarse de nuestra primera imagen porque a los dos días de haber estado en el hostel el desdichado Akira desapareció abandonando sus pertenencias en el cuarto y nunca más lo vimos.
En cuanto al resto de los veinticinco mil millones de chinos que no desaparecieron aquel día nos sorprendió que fueran más altos de los que imaginábamos, lo ostentoso de sus automóviles y la prolijidad, amplitud y limpieza de la cuidad de Beijing en general.  Las líneas de subte funcionan de manera impecable, de hecho era nuestro principal medio de transporte en cualquier dirección en la que nos moviéramos y muy fácil de usar.
Fueron días tranquilos, hicimos varias horas de turismo pasivo en las que visitamos varios edificios muy impresionantes como el de CCTV que todavía no entiendo como recórcholis no se viene abajo, la ¨Ciudad perdida¨ que estaba llena de gente por todos lados, el ¨798¨ que es un lugar súper cool con arte moderno y esculturas raras, varias calles muy simpáticas, una estatua de un toro tirándose un pedo supersonico etc.
También fuimos a la Muralla China que es muy cerca de la cuidad, realmente es increíble el tamaño y la cantidad de kilómetros que recorre y por más lejos que uno mire se ve como la pared de piedras sube y baja por las montañas como si fuera un gusano gigante. Todo muy bonito pero la cantidad de chinos que había en la muralla y la ciudad perdida era una cosa impresionante; la sensación de estar adentro de un hormiguero es increíble pero realmente te agota.
Visitamos la villa olímpica que se construyó para los últimos juegos y la verdad que es impresionante el espacio y la planificación con la que se hizo semejante obra y lo que es muy divertido son los toboganes de agua que hay adentro del cubo donde están las piletas olímpicas y que después de las seis de la tarde todos los chinos se juntan a bailar en la calle tipo coreografía.
Más allá de eso no hicimos ninguna actividad que implicara ningún tipo de riesgo, comimos carne de procedencia muy dudosa y  narices de chancho en un restaurante cerca del hotel, fuimos a un mercado tecnológico de cinco pisos en el que venden todo tipo de aparato tecnológico trucho (ipods, iphones de todo) y no mucho más.
La verdad que China me sorprendió, hasta a ese entonces había sido mucho más de lo que me esperaba, sobre todo una de las jugueterías que había cerca del hotel que era una cosa espectacular; también me llamó la atención que los primeros tres días pensé que en aquel país no había agua caliente…hasta que me di cuenta que las canillas en China están al revés que en el resto del mundo y las celebraciones de los 90 años del comunismo que fueron justo cuando estábamos ahi.
Estuvimos como una semana en Beijing en la que mi estómago no soporto la vida del primer mundo y me agarre una cagadera madre, lo que no me impidió comer todos los días en el Mc Donalds que estaba lo suficientemente cerca como para que me bajar un combo rápido y llegara de una corrida al baño del hostel; sacamos la visa para Vietnam y decidimos seguir camino en tren hacia el sur pasando por algunas ciudades antes de llegar a la frontera.

Golden lock pass.


lunes, 26 de marzo de 2012

Cap. 31: Conlusión India.


A diferencia con Nepal, de India se pueden decir un millón de cosas y sobre todo después de haber pasado dos meses viviendo en aquel país.
India es como una máquina que nunca para, una rueda en constante movimiento que se traga a todo el que no pueda seguirle el ritmo; para mí el mejor ejemplo de lo que es la selecciona natural. Por más pobreza que uno vea en cualquier dirección India es pura potencia, mas allá de su posibilidad económica me refiero al concepto de ¨potencia¨ que define algo que puede ser pero todavía no lo es; energía que una vez que se utilice en conjunto no va a haber mercado que la aguante.
Las diferentes religiones conviviendo en un mismo lugar en paz; la supervivencia de los más fuertes; el indio de hierro que sale todas las mañanas a ganarse el pan del día, porque allá se vive de un día a la vez. Las castas, si uno nace rico será rico y si nace pobre será pobre; el trabajo que toca hay que llevarlo a cabo, ya sea el mejor o el peor, de la mejor manera posible y con toda la dedicación que merece.
Los sacerdotes que viven con las limosnas que les dan las personas, los solados que mantienen el orden en un país que es incontrolable; los comerciantes que negocian, de la misma manera que lo harían por millones, un par de monedas logrando lo que todo negocio necesita para que sea tal: un intercambio y dos partes conformes. Los empleados que agradecen a Ganesh el poder trabajar y por último los ¨intocables¨ que limpian los que se les ordene con furia, si hay que barrer el piso lo pulen y si no hay piso barren la tierra que está arriba de la tierra hasta que quede limpia.
No es que quiera arruinarles la ilusión pero el cuento en que la mucama se casa con el príncipe hay que dejárselo a Disney, en India esas cosas no pasan. Lo artesanal, que alguien pueda ofrecer algo sin que los demás lo tengan lo convierte automáticamente en valioso; supongamos que mi Ipod se cae al rio…voy y me compro uno nuevo. Claro que tiene un valor (US$ 250) pero en el fondo no perdí nada porque hay diez mil millones de Ipods en el mundo; un cuchillo gastado, una pintura o una talla es algo único, barato pero muy valioso.
Así como las cosas que antes valían ahora están devaluadas, lo mismo pasa con lo que uno puede ver a su alrededor. Lo que para nosotros es pobreza en acá no lo es tanto; India fue pobre, es pobre y va a ser pobre siempre, no hay nada que se pueda hacer y hay que sentirse culpables por eso. Uno no puede llegar ¨en nombre del Señor¨ con dólares color esperanza y pretender cambiar la situación, hay que saber que las cosas son diferentes a como las vemos nosotros y que por más desesperación nos provoque no se puede interferir con eso porque es su cultura; el rico no es el que más tiene sino el que menos necesita y en ese sentido todos son millonarios. Entiendo que se puede ayudar y lo comparto, pero antes de ayudar hay que entender como son las cosas para poder hacerlo de la mejor manera.
Aprendí mucho en todo sentido, y a los golpes, que las puertas son mucho más bajas de lo que yo estaba acostumbrado. Ya no le tengo miedo a muchas de las cosas que antes me daban miedo; ya no tengo miedo sino respeto a todo eso que me pueda llegar poner el jaque. A ver las cosas de otra manera, cómo funciona el círculo de la vida y que no importa en qué parte del mundo uno este: se nace, se vive y se muere de la misma manera en que lo hace una planta o un animal.
Vi de todo; al más rico de los ricos en su palacio y al más leproso de los leprosos en una mezquita de Delhi. Vi un arroyo nacer en las montañas para convertiste en un rio sagrado; lo increíble que puede llegar a ser la fé, capaz de mover multitudes miles de kilómetros pero que sin embargo a mí no me mueve ni un metro. El calor y la pureza del desierto, donde la gente sigue siendo igual que lo era hace siglos, las plantaciones de té cosechadas a mano en las montañas y que no importa por más lejos que uno llegue siempre va a haber, por lo menos uno, que vive ahí.
Todo es raro y hay que tomarse el tiempo de entenderlo, así es como uno empieza a ver lo espectacular que es India. No es fácil ni tampoco es para cualquiera, no hay hielo, ni cubiertos, ni vasos, sabanas, ni inodoros, ni nada; pero merece su oportunidad.
Como dicen las personas allá, nunca hay que olvidarse que ¨en India todo es posible¨.

Camino a Agra, India.